Contenido Extra: La primera cazadora estelar

tapa del libro para La primera cazadora estelar por Grace Goodwin

Jamie

Los dedos cálidos de Alex se entrelazaron con los míos mientras caminábamos hacia la oficina del general Aryk. Sabía que estaba radiante. Me sentía increíble. Hermosa. Y tan profundamente enamorada que, si pensaba en eso, me dolía el estómago.

Incluso mejor, sabía que Alex me amaba. De hecho, cumpliendo su palabra, me lo decía veinte veces al día. Había pasado una semana y no me cansaba de escucharlo. Probablemente nunca lo haría.

El asistente del general Aryk levantó la mirada cuando nos detuvimos frente a su escritorio.

—Finalmente, los nuevos cazadores estelares de Arturri. —Se comunicó con el general y le dijo que nos enviara de inmediato—. Adelante. —Él hizo un ademán con su mano hacia una puerta cerrada sin voltear a mirarnos una segunda vez.

Alex abrió la puerta y me guio dentro con una mano en mi espalda. Ese contacto me hizo estremecer y sentir cálida. Eran las cosas pequeñas que hacía, cada día, las que me hacían feliz. En medio de la guerra, misiones de entrenamiento cada día y patrullas, era más feliz que nunca. Hasta que vi la expresión tensa del general Aryk.

—Siéntense. Ambos.

Alex se aseguró de que me sentara primero antes de sentarse a mi lado. Nos volteamos a ver al general.

—¿Qué sucede? —preguntó Alex

El general se aclaró la garganta.

—No han visto lo que estoy por mostrarles.

Vale. Era raro. Al menos eso pensé hasta que el general activó la gran pantalla en la pared junto a su escritorio.

—¿Mia? —Me incliné con una amplia sonrisa en el rostro. Sí, ella era Mía, en medio de una misión en el juego, su avatar daba órdenes como una profesional. Era tan buena. Había olvidado lo buena que era.

El general se volteó a verme.

—¿Conoces a esta humana?

—Por supuesto. Jugamos el juego, la simulación de entrenamiento, juntas. —Observé a Mia y a su guapo compañero causar destrucciones en la pantalla hasta que todo terminó en una explosión gigante—. ¿Qué acaba de suceder?

El general caminó hacia la pantalla mientras el vídeo cambiaba. Un botón de activación apareció en la pantalla y él colocó su palma en el centro.

Al instante, la imagen se aclaró para revelar a Mia y a su compañero, el cual, debía recordar, era un hombre de verdad al igual que Alex, y estaban parados lado a lado en un edificio que parecía oficial. Cuando el general removió la mano, la secuencia comenzó cuando el galán de Mia profería un discurso.

¿Aceptas esta insignia como símbolo de nuestro vínculo permanente? ¿Te quedarás conmigo, cazadora estelar? ¿Te quedarás a mi lado y lucharás conmigo hasta el fin de nuestros días?

Aguanté la respiración mientras el avatar de Mia se tomaba su tiempo para responder.

—¡Presiona el maldito botón X, Mia! —le grité a la pantalla como si estuviéramos viendo un partido de un campeonato de fútbol—. ¡Presiónalo!

La pantalla se puso negra.

—¿Qué sucedió? —pregunté yo.

El general parecía complacido y señaló.

—Dale al sistema algunos momentos para procesarlo.

Esperé unos largos segundos hasta que un conjunto de letras rojas llenó la pantalla.

Cazadora estelar Mia Becker, entrenamiento completo.

—Lo hizo.

—Ya era hora. Necesitamos toda la ayuda posible. —El general me miró y se encogió de hombros—. Lily estará detrás de ella, si es que ya no terminó.

—Excelente.

Una voz sonó a través de la comunicación.

—General Aryk, solicito permiso para utilizar el portal de salto.

—¿Destino? —preguntó el general.

—La Tierra.

El general Aryk sonrió.

—Buen viaje, cazador estelar.

—Gracias, señor.

¿Ese era Kassius? ¿El hombre que —en este momento me daba cuenta— era el compañero de Mia y estaba yendo a buscarla? ¿Ahora mismo?

¡Sí!

—Va a amar a Mia. Es increíble.

—Increíble. —La palabra sonaba un poco graciosa viniendo de la boca del general, pero su buen humor terminó rápido—. ¿Cuántos otros cazadores estelares están cerca de completar su entrenamiento?

—¿Me está preguntando a mí? No tengo idea. Solo conozco a Mia y a Lily, eso es todo.       —Lo estudié mientras caminaba, parecía irritado—. ¿Entonces quiere decir que no se lo dicen?

—No soy parte del comité de reclutamiento. Solo soy un delegado honorario, y no creo que quieran que haga planes para cazadores estelares que tal vez nunca lleguen.

Eso tenía sentido, pero yo conocía a mis amigas.

—Tendrá al menos dos más, puedo prometérselo. —Me estiré hacia la mano de Alex y me derretí cuando aceptó mi contacto sin pensarlo o dudarlo. Era mío y podía tocarlo, abrazarlo y tener sexo con él cuando quisiera.

—Espero que se apresuren. —El general me miró a los ojos, no me gustó el cansancio que vi en su mirada—. Necesitamos más como tú, Jamie. Muchos más. Y de inmediato. La lucha contra la reina Raya y la Flota Oscura está lejos de terminar.

Él tenía razón, Velerion necesitaba más luchadores. Pero yo tenía todo lo que necesitaba.

Miré a Alex.

Todo.