Contenido Extra: Sus guerreros cíborg

Mikki, Academia de la Flota de la Coalición, unas semanas después…

—¡Os veis más asustados del agua que de la Colmena! El nuevo protocolo de entrenamiento incluye aprender a nadar.

Me paré entre Surnen y Trax mientras escuchábamos a la vicealmirante Niobe dirigirse al grupo de cadetes Prillon que se encontraba al borde de la piscina recién hecha. Ella estaba envolviendo una toalla alrededor de sus hombros ya que recién salía de la allí, demostrando que el agua no era tóxica ni, como los océanos de Prillon Prime, estaba llena de criaturas aterradoras.

En realidad, estaba avergonzando a todos. Si ella podía hacerlo, los cadetes podían hacerlo. Ella había recorrido la distancia usando el estilo libre, luego se dio la vuelta y demostró el estilo de espalda para su viaje de regreso. Luego se sumergió bajo el agua y nadó por debajo de la superficie. Unos pocos entraron en pánico porque pensaban que iba morir allí, sin embargo, yo quedé asombrada de su capacidad pulmonar. Niobe era bastante genial. Después de eso, hizo un movimiento hacia atrás como una niña y luego escupió agua en el aire como si fuera una pequeña fuente con la esperanza de ser un poco divertida. Eso no funcionó tan bien. Después, salió de la piscina y cogió una toalla.

Había unas veinte de ellas. No existían los trajes de baño en el espacio, por lo que uno unisex modificado fue diseñado como uniforme para esta clase. Eran negros y parecían un traje de neopreno delgado sin mangas. El agua estaba templada a veintinueve grados, por lo que nadie se quejaría de tener frío… una vez que entraran.

El Prime Nial oyó hablar del desastre en el planeta Valuri y de la flagrante vulnerabilidad en las habilidades de los guerreros. La vicealmirante Niobe fue asignada al grupo central creado para abordar el problema de que ni un prillon o atlán en el espacio supiera nadar. Muy pocos combatientes, como los de Everis y algunos de Viken se vieron obligados a aprender en el momento tras haberse caído de simples barcos. No sucedía lo mismo con los combatientes de la Tierra.

Eso aturdió mi mente, pero era nueva en el espacio y había toneladas de cosas de las que no sabía nada. Todavía tenía que aprender a usar la máquina S-Gen, así que no iba a meterme con nadie. Ese parecía ser el trabajo de Niobe. Y parecía disfrutar molestarlos. Cuanto más grandes, mejor.

Su compañero, un caliente cazador de Everis, estaba de pie a un lado con los brazos cruzados y una sonrisa en la cara mientras obligaba a los reacios guerreros a meterse en la piscina. Uno pensaría que le pedía a un grupo de gatos que se metiera en una bañera.

—Visteis los vídeos de la unidad de comunicación y cada uno tiene una tabla de nado. Cadetes, ingresad en el agua. Ahora.

No dijeron nada, pero el ritmo con el que completaron la orden fue muy lento. Prácticamente como uno, se sentaron a un lado de la piscina, con los pies colgando, luego se dieron la vuelta y bajaron, con un agarre mortal en el borde.

—Buen trabajo. Ahora comencemos la clase.

—¿Quieres unirte a ellos? —pregunté, inclinando mi cabeza hacia Surnen para mantener mi voz baja.

Inclinándose, respondió:

—Pensé que tendríamos una clase privada más tarde.

Era cierto. Si bien ni Surnen ni Trax estaban ansiosos por volver al agua — el incidente en Valuri había arruinado un poco la diversión de nadar—insistieron en que todos los guerreros de la Flota de la Coalición aprendieran la habilidad. Incluidos ellos mismos.

Asentí y volvimos a mirar. Yo los convencería. Amaba el agua, y cada cosa que amaba tanto se filtraba a través de los collares. El poder de la emoción fluía en más de una dirección, y yo no tenía ningún problema para aprovechar al máximo ese hecho siempre que fuera posible.

Observamos hasta que mi trasero ardía sobre el duro banco de observación. Después de una hora, los nuevos nadadores pudieron patear por sí mismos a lo largo de la piscina usando la tabla. Todos contuvieron la respiración y se sumergieron hasta el fondo en el extremo poco profundo. Algunos habían saltado al lado más profundo, pero Niobe había dicho que esta era una clase renacuajo, pero en unas pocas semanas, serían tiburones.

Ellos no tenían idea de qué era un tiburón, pero yo había tomado suficientes lecciones de natación cuando era niña como para reconocer el sistema de clasificación familiar. Renacuajos Olomina. Piscardo. Delfines. Tiburones. Yo era un tiburón desde que tenía cinco años y ansiaba meterme en el agua con ellos. Anhelaba eso.

 Los cadetes salieron de la piscina con más prisa que su entrada, pero parecían más relajados y algunos incluso se divirtieron. Niobe giró hacia nosotros.

—La piscina es toda vuestra por una hora. —No esperó ningún tipo de respuesta, simplemente se dio la vuelta y siguió detrás de los cadetes. Noté que su compañero ya se había unido a ella una vez que hubo salido de la terraza de la piscina. Él era rápido, tenía que concederle eso. Y ni siquiera lo había visto moverse. Ahora comprendía el rumor que había escuchado, que él también era su guardaespaldas personal.

Di un paso adelante y aspiré el inconfundible olor a agua de piscina y me di vuelta para enfrentar a mis propios compañeros.

—¿Listos? —pregunté mientras sus miradas recorrían cada centímetro de mí.

Estábamos todos en trajes de neopreno.

—Me gustó mucho más lo que llevabas puesto al surfear en la Tierra —se quejó Trax, señalándome. Había escuchado muchas conversaciones sobre el bikini que usaba en más de una sesión de fotos en la Tierra. Una vez que ambos aprendieran a nadar, tendría una sorpresa para ellos. Dorada. Pequeña. Yo no era la princesa Leia, pero el bikini dorado que había escondido en nuestra habitación en la Colonia los estaba esperando.

Miré abajo. A pesar de que el traje de baño de la Academia se ajustaba a mi figura, gritaba modestia. Y ni Trax ni Surnen eran modestos. Menos Surnen, especialmente.

—Podrás verme desnuda más tarde en la ducha. No me quitaré esto… —tiré de mi traje al nivel de mi cintura—. …en un lugar público como la Academia.

Agucé mi mirada.

—Estás haciendo tiempo.

Me di la vuelta y me zambullí en la piscina. Cuando salí por encima de la superficie, ambos compañeros estaban parados en el borde, con la preocupación colgando de sus rostros. Sabían que yo podía nadar y aun así entraron en pánico.

Esta no era la primera vez que usábamos la piscina. Esta era la cuarta lección privada y estaríamos aquí en la Academia unos días más para asegurarnos de que las clases marcharan bien. Niobe lo tenía controlado, era humana y sabía nadar como un pez, y podríamos regresar de vuelta a la Colonia, a un lugar sin agua.

—Vamos a jugar un juego.

Surnen arqueó una de sus cejas doradas y Trax cruzó sus brazos sobre su pecho.

—Quien me atrape me follará como quiera cuando regresemos a nuestros cuartos de huéspedes.

Ambos hicieron una pausa por un segundo y luego se miraron.

—Si la atrapamos juntos, podemos follarla juntos —dijo Trax.

Surnen asintió.

Ellos saltaron a la piscina al mismo tiempo y sus intentos anteriormente incómodos de nadar, repentinamente, mejoraron mucho.

—¿Me has estado timando?

—Me apresuraré a atraparte, compañera.

Surnen se movió a mi izquierda mientras Trax se movía a mi derecha. Mi única opción era sumergirme al fondo.

Los atraje más cerca. Esperé. Esperé.

Trax se lanzó.

Chillé y me zambullí en el fondo de la piscina, apenas rozando debajo de sus pies mientras me deslizaba como una anguila.

—Tengo un juego para ti, mujer.

Los ojos dorados de Surnen eran como láseres y levanté las cejas, esperando. Pedaleando en el agua. Ambos se aferraron a un lado de la piscina, con los brazos estirados de su agarre lateral para acercarse a mí lo más posible

Si se lanzaban, estarían peligrosamente cerca. Alejándome de ellos, provoqué a mis compañeros.

—¿Qué juego?

Mi sonrisa creció cuando el ceño de Surnen se oscureció. Pero esto era demasiado divertido como para ceder tan rápido. Los iba a hacer trabajar para ello. Por mí. Eran demasiado serios y necesitaban un poco más de diversión en sus vidas. Ambos.

Surnen soltó el agarre y se dirigió hacia mí.

—¿Qué tal si todos practicamos contener la respiración bajo el agua?

Trax también liberó su agarre a un lado y avanzó. Ahora eran como tiburones, rodeando el lugar donde yo me mantenía a flote en el agua, en el centro de la piscina.

Mmm. Era interesante.

El ceño de Surnen se convirtió en un gesto caliente y dominante.

—Trax, cuenta. Yo voy primero.

En ese momento, los brazos de Trax me rodearon y me capturó. Me atrapó. Me sujetó. Me arrastró hacia atrás a través del agua hasta que pudo pararse, hasta que sus pies tocaron el fondo. Surnen nadó hacia mí, sonriendo.

Él me besó. Yo le devolví el beso mientras Trax me mantenía a salvo sobre el agua. Todos sabíamos que deseaba que me atraparan. Deseaba que me penetraran los dos.

Cuando jadeaba por aire, Surnen se zambulló; sus manos rasgaron mi traje de baño y su boca se cerró sobre mi núcleo mientras Trax me susurraba al oído.

Uno. Dos. Tres…

Me rendí. Yo era de ellos y ellos eran míos. Mis valientes guerreros ciborg.