Contenido Extra: Una cita con la bestia

OLIVIA
—Cuéntamelo todo —dijo Lucy, tomando mi mando y guiándome por el pasillo.
Había estado con Wulf los últimos dos días y ella conocía mejor el camino que yo. Todo lo que yo conocía era el cuerpo de Wulf.
—¿Quieres saberlo todo? —le pregunté.
Saludó a un chico como si fueran mejores amigos y luego contestó:
—No, pero puedo notar por la mirada en tu cara y el hecho de que no te he visto en cuarenta y ocho horas que te reclamó muy bien.
Me sonrojé. No pude evitarlo, a pesar de que debería ser inmune después de todas las cosas que Wulf me había hecho. Y yo le había hecho a él.
—Esperábamos que nos trajeran los niños de vuelta —respondí—. Y nos interrumpieran.
—Rachel no planea devolverte a Emma hasta que tenga una niña propia. —Miré a Lucy para ver si estaba bromeando—. Tanner prácticamente se mudó con Wyatt.
Me miró y se detuvo.
—Cariño, te aman, eres su mamá. Solo bromeaba. Te extrañan, pero se están divirtiendo con nuevas personas. Todo lo que quiero decir es que les encanta aquí.
Eso me hizo sentir mejor, aunque un montón de abrazos en las piernas de mis dos pequeños sería lo mejor.
—¿Adónde me llevas, de todos modos? —pregunté.
—A Wulf lo llamaron por algún intercomunicador oculto y solicitaron su presencia en la oficina del gobernador. No parecía preocupado y como conocí al sujeto cuando nos transportamos por primera vez, tampoco me preocupé. —Todos parecían muy agradables, pero Lucy lo sabía mejor que yo—. Vamos a casa de Rachel para una noche de chicas.
—¿Qué hay de los niños?
Se encogió ligeramente de hombros.
—Ya están dormidos. Los revisé. —Me llevó por el pasillo de nuevo —. Vamos. Los verás en la mañana. Nos divertiremos con Rachel, Lindsay y las demás que se mueren por conocerte, luego tendrás más sexo bestial y finalmente los niños te despertarán temprano. Justo como en casa. —Se mordió el labio—. Quiero decir, esta es nuestra casa ahora.
Incliné la cabeza.
—¿Te gusta aquí?
Me preocupaba que no quisiera venir, pero se había lanzado a ello. O que ahora que estaba aquí, se sentiría nostálgica.
Su rostro se iluminó.
—Es increíble. Las mujeres de aquí no necesitan que las maquillen, así que ese es un problema, pero recuerda que solía peinar. Puedo transportarme por toda la galaxia como peluquera. Tu y yo juntas.
Quedé boquiabierta. Yo también era una estilista con licencia, pero habías centrado nuestro trabajo en el maquillaje más recientemente. Sin embargo, su idea…
—¿Peluqueras viajeras? ¿Estás hablando en serio? —pregunté lentamente mientras procesaba la idea.
Se encogió de hombros y luego sonrió.
—¿Quién sabe? No es un mal modelo de negocio. No es como si hubiera competencia.
—¿Qué hay de un chico? No es como si te faltara atención por aquí —comenté.
Cada persona… alienígena que pasábamos miraba a Lucy como si fuera la cosa más intrigante del planeta. Quizás lo era. Yo tenía brazaletes, estaba fuera de los límites. Ella estaba disponible para cualquier chico que se ganara su corazón.
Se encogió de hombros.
—Rachel dijo que debería hacer la prueba. Creo que tiene razón. Puedo solicitar la Colonia para poder quedarme aquí. O quizás vaya a citas.
Me reí de eso, pensando en Wulf.
—¿Citas? No creo que estos chicos tengan citas.
Se volvió a encoger de hombro.
—Bueno, ¿quién sabe? Quizás tenga mi propia historia de amor.
Con eso, me guio por el pasillo una vez más. Yo tenía mi historia de amor. Tal vez era hora de que ella tuviera la suya. La mía era lo suficientemente alocada. No tenía duda de que la suya sería increíble.